IA: ¿Políticos y funcionarios en extinción?
A primera vista suena como la panacea que resolvería todos los problemas que conlleva la tentación de ser político o funcionario público. Un avatar incorruptible operado con Inteligencia Artificial trabajando las 24 horas los 365 días del año, con una enorme capacidad para empatizar con los usuarios. Sin embargo, también podría entrañar muchos peligros.
Albania es el laboratorio donde se desarrolla este experimento y, para demostrar que las cosas van en serio, inició la semana nombrando oficialmente a Diella, un avatar de IA, como Ministra de Estado (así en femenino) para Adquisiciones Públicas.
El personaje no es nuevo y también tiene su trayectoria: hace meses arrancó como asistente virtual en la plataforma de servicios digitales al ciudadano e-Albania, sus buenos oficios la llevaron meteóricamente a convertirse en un miembro más del gabinete para supervisar las licitaciones públicas, manejar la transparencia y combatir la corrupción.
Es la primera vez que un gobierno coloca a una IA en ese nivel. Aunque la constitución del país no reconoce explícitamente algo así, el decreto presidencial que la nombra busca dotarla de legalidad bajo el argumento que evitará, en teoría, lo que los seres humanos hacen mal: entorpecer, amañar, caer en favoritismos.
Pero el de Albania no es un caso aislado. Guardando las proporciones, en Japón, el partido Path to Rebirth anunció el 16 de septiembre que instalará una IA como líder del partido y, aunque aún no está claro qué nivel de poder real tendrá, pone de manifiesto que los partidos, cada vez más, están tratando de distinguirse mediante tecnología, abrir debates sobre liderazgo, transparencia y también la forma en que se gobierna.
En Europa también hay señales. En Dinamarca, por ejemplo, el Synthetic party ya explora como la IA puede integrarse en democracia; aunque no tiene autoridad ejecutiva, marca una tendencia: los ciudadanos, al menos algunos, buscan innovar en cómo se ejerce el poder y cómo se representa.
Entre las ventajas de la IA, se cuenta con una credibilidad simbólica basada en que las máquinas carecen de cualidades humanas como la ambición y el ansia de poder. En el caso de la albanesa Diella, sí opera con datos públicos, actas digitales, trazabilidad, puede ser más sencillo auditar decisiones y procesos al menos en el papel.
De cerca, las desventajas son más. Diella no fue electa sino nombrada por lo que carece de legitimidad democrática. En Japón una IA lidereará un partido, lo que reduce su compromiso ante la ciudadanía. Existe una falta total de control legal y responsabilidad moral, ¿quién responde si Diella comete un error que afecte la vida de las personas?
Pero aún, cuando la IA tiene autoridad, aunque sea parcial, la transparencia de los modelos, los datos de entrenamiento, quien los controla, quien los financia, quienes fijan los criterios de decisión se vuelven puntos críticos. Si no existen auditorías independientes, posibilidad de apelación, normas claras de supervisión, existe un riesgo más que real de que estos sistemas se conviertan en fuentes de manipulación.
La pregunta que surge es: ¿estamos frente a una herramienta que democratiza o ante una “botarga” del poder?
La pesada losa de Adán Augusto
El futuro de Adán Augusto López Hernández, actual coordinador de la bancada de Morena en el Senado, no es nada halagador, pues es casi un hecho que después del linchamiento público al que ha estado sometido y con una rebelión interna, se ve cerca su salida de la coordinación, además de que seguramente quedará descartado para la contienda de 2030.
Tan solo este martes, la diputada suplente del PAN, María Elena Pérez, presentó una solicitud de juicio político en contra del ex gobernador de Tabasco, por supuestos actos y omisiones que habrían beneficiado al crimen organizado en la entidad, además de que lo acusó de tener conocimiento de las actividades ilícitas del ex secretario de Seguridad, Hernán Bermúdez.
En Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum prácticamente todos los días sale a la defensa del ex secretario de Gobernación y ha insistido en que las investigaciones ministeriales no le competen a su gobierno, ya que es la Fiscalía General de la República la que en un momento dado podría citar o no al senador.
Mientras tanto, en Tabasco, el gobernador Javier May también ha salido al paso de su paisano al afirmar que en caso de que su predecesor sea llamado a comparecer seguramente lo hará, porque en Morena no son iguales que los demás.
Quizá el tema jurídico no sea suficiente para alcanzar a Adán Augusto López Hernández, pero lo que está claro es que cada día que pasa, la carga política lo aplasta y las bases que lo sostienen están a punto de romperse por completo. En el recuento de los daños veremos cuál es la factura que deberá pagar la 4T por su defensa.
La Primera Enmienda en riesgo
Después de una semana de suspenderse su transmisión por un comentario de su conductor por la muerte de Charlie Kirk, este martes, regresó a las pantallas el programa de “Jimmy Kimmel Live!” en ABC, propiedad de Disney. Bueno, no a todas, pues las repetidoras locales Nextar y Sinclair mantuvieron el boicot y no transmitieron el programa. En el caso de Sinclair, además de su afinidad conservadora, está en proceso de adquirir otra cadena y al parecer no quiere impedimentos gubernamentales para ello.
Es paradójico que alguien como Kirk, que hizo de la libertad de expresión su bandera para arremeter contra todo lo que no le fuera afín, ahora su muerte sea la causa para elevar la censura a niveles sin precedentes en Estados Unidos, sin permitirse crítica alguna contra el que ha sido elevado a categoría de mártir. Sin embargo, así como condenable ha sido el homicidio, ha sido el uso político a favor de una actitud agresiva del trumpismo hacia cualquier espacio en medios de comunicación con el cual difiere.
Ejemplos son muchos: la expulsión del corresponsal de la agencia AP de la Casa Blanca por seguir llamando Golfo de México al rebautizado Golfo de América; la cancelación del programa nocturno de Stephen Colbert; las demandas de Trump contra medios como el Wall Street Journal, CBS News y ABC News, y la última, contra el New York Times por 15 mil millones de dólares, la cual fue desestimada aunque, en algunos casos como en las cadenas de noticias, han llegado a acuerdos millonarios. Todo como parte de un hostigamiento a medios por parte del presidente que inevitablemente fomenta la autocensura para evitarse problemas con el magnate.
Esto no es nuevo en México, donde cada sexenio se dan reacomodos tersos y no pocos ásperos en los medios de comunicación, no así en Estados Unidos. Hoy, la Primera Emnienda, un derecho fundacional, que parecía inalienable y por el que ha sido ejemplo nuestro vecino, se está viendo amenazado por aquellos que, escudándose en ella, defienden su derecho a ser intolerantes y censurar a los otros, aprovechándose de los intereses que hay detrás de los medios de comunicación.
Cuando la vacante no coincide con la realidad
Ingresar a un nuevo empleo suele estar cargado de ilusión y confianza. Sin embargo, siete de cada diez trabajadores en México aseguran que las condiciones de su puesto no coincidieron con lo prometido en la vacante. El dato, revelado por el Termómetro Laboral de OCC, la bolsa de trabajo en línea líder en México, no es menor: muestra la fragilidad del vínculo inicial entre colaboradores y organizaciones, y expone un problema que, aunque silencioso, puede tener un fuerte impacto en la productividad y en la permanencia del talento.
Aceptar un empleo es también aceptar un pacto de confianza. Quien firma una oferta lo hace convencido de que las palabras de la empresa tienen peso y que la descripción de la vacante refleja la realidad del puesto. Cuando esa expectativa se rompe, el trabajador no solo enfrenta una decepción personal, también se erosiona su motivación y se debilita el compromiso con la organización. El estudio señala que, ante esta situación, casi la mitad de los encuestados optaría por negociar nuevas condiciones, mientras que un 11% renunciaría de inmediato.
En un mercado laboral cada vez más competitivo, las compañías no pueden darse el lujo de prometer más de lo que están dispuestas a cumplir. La transparencia en el proceso de reclutamiento no es una cortesía, es una estrategia de retención. Un mensaje claro desde la vacante, aunque no sea espectacular, siempre será más rentable que enfrentar la rotación temprana y la desconfianza que deja una oferta incumplida.
El reto para las áreas de recursos humanos es entender que la congruencia entre lo que se dice y lo que se entrega no solo mejora la experiencia del colaborador, también fortalece la reputación de la empresa en el mercado. Hoy los trabajadores son más críticos y conscientes de su valor, y la honestidad en el proceso de contratación debería ser un estándar básico, no una excepción. De lo contrario, las organizaciones estarán cavando, poco a poco, la fosa de su propio talento.
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