Ley de Amparo: el nuevo “desequilibrio” de poderes
La Cámara de Diputados se dispone a discutir una reforma que podría redefinir el equilibrio de poderes: los cambios a la Ley de Amparo. A primera vista pudiera parecer un simple ajuste técnico, pero en realidad encierra una modificación capital sobre la que habría que tener mucho cuidado, ya que redefine los límites entre el poder político y el poder judicial. Lo que está en juego no es solo una ley, sino el papel del ciudadano frente al Estado.
El Poder Ejecutivo no oculta sus intenciones: se trata de evitar que los jueces detengan políticas públicas de alcance nacional con suspensiones de efectos generales, es decir aquellas que no solo benefician a quien interpone el amparo, sino que frenan de manera temporal la aplicación de una norma o proyecto para todos.
De acuerdo a Morena y sus aliados, esta práctica ha distorsionado el propósito original del amparo y se ha convertido en un obstáculo para el avance de proyectos federales de gran envergadura. Ejemplos hay muchos: la suspensión temporal de las obras del Tren Maya, que retrasó tramos estratégicos; el amparo contra el Corredor Interoceánico, que detuvo permisos ambientales durante meses; y los recursos interpuestos por la desaparición de los fideicomisos del Poder Judicial que generaron bloqueos parciales a la aplicación de recursos. En todos estos casos las suspensiones evitaron la ejecución inmediata de decisiones del ejecutivo.
Lo cierto es que al eliminar o restringir esas suspensiones generales, la reforma merma la autoridad de un inexperimentado Poder Judicial que no acierta a darse cuenta de la descalificación de la que está siendo objeto, porque ahora se le impide actuar como contrapeso efectivo ante los actos del Ejecutivo y el Legislativo.
En los hechos los jueces mantienen la facultad de declarar la inconstitucionalidad de una ley o decreto, pero sus resoluciones ya no tendrían la capacidad inmediata de detener su aplicación general mientras se analiza el fondo del caso. En pocas palabras el daño podría ya estar hecho cuando llegue la sentencia. Para un gobierno que busca consolidar su agenda sin obstáculos judiciales, esta reforma aparece como el paso lógico.
Morena y sus aliados cuentan con los votos suficientes para la aprobación de la iniciativa, aunque se esperan ajustes de último minuto -como de hecho ya ocurrió con la retroactividad planteada inicialmente por los legisladores-, para evitar una posible confrontación directa con una Suprema Corte que en estas primeras semanas se ha mostrado “muy dócil”. Con todo el mensaje está claro: la Presidencia esta marcando los límites del Poder Judicial.
El costo para la democracia, sin embargo, será muy alto. Un Poder Judicial más débil, una ciudadanía menos protegida y un estado de derecho más dependiente de la voluntad política del momento.
El equilibrio republicano se encuentra en terapia intensiva. Si el Poder Judicial pierde la capacidad de frenar abusos, volvemos al modelo en el que el poder se imponía desde el ejecutivo. Justo a donde no hubiéramos querido regresar jamás.
El Nobel a Machado: la pinza se cierra
El Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado fue un revés para el ego de Donald Trump pero, sobre todo, un golpe que cierra el cerco contra el chavismo venezolano, con el reconocimiento internacional a su principal opositora.
En la historia del Nobel, probablemente Donald Trump es el único aspirante en cualquier categoría que abiertamente ha dicho merecer el premio por haber terminado con ocho conflictos bélicos, siendo su última medalla el acuerdo entre Israel y Hamas, recibiendo el apoyo de último momento del Primer Ministro Benjamín Netanyahu para que le otorgaran el galardón. En descargo de Trump, cuatro presidentes estadounidenses han recibido el Nobel de la Paz por menos méritos que los que argumenta el magnate: Barack Obama, Jimmy Carter (como ex presidente), Woodrow Wilson y, por increíble que parezca, Theodore Roosevelt.
Cuando Obama recibió el Nobel en 2009 lo hizo reconociendo que lo hacía a manera aspiracional, lo que se esperaba de él como presidente de la súper potencia, pues recibía el galardón al inicio y no al final de su labor en el escenario mundial y, sin duda, factor de peso fueron las altas expectativas que había en torno al primer presidente negro de Estados Unidos. Por el contrario, el estilo de negociación de Trump puede que haya desactivado guerras, pero se ve remoto que su legado vaya a ser calificado de humanista, como lo presumió la Casa Blanca en su reproche al comité del premio. Un Nobel de la Paz a Trump significaría una aceptación y reconocimiento a una forma de hacer política de sometimiento, de falta de respeto, de xenofobia y a favor de erosionar la democracia.
No es casual que el premio fuera para María Corina Machado, activista a favor de la democracia en Venezuela, quien se ha negado a salir de su país y vive en la clandestinidad desde agosto de 2024. El Nobel a ex candidata presidencial es una de las mayores condenas internacionales al régimen dictatorial de Nicolás Maduro, el cual parece vivir sus últimos días al enfrentar el asedio estadounidense, justificado bajo el argumento de tratarse de un cártel del narcotráfico, ahora también organización terrorista.
Se trata de un cerco que apoya Machado, quien incluso dedicó el premio su pueblo y a Donald Trump y que, a raíz del despliegue de Estados Unidos frente a Venezuela, ha advertido que en próximas semanas viene un cambio político y el regreso de miles de venezolanos. Ahora el cerco se refuerza desde adentro con el escudo del Nobel a Machado.
El mundo VIP de Fernández Noroña
Ni cómo ayudarle al senador Gerardo Fernández Noroña, a quien desde hacer varias semanas siguen lloviéndole todo tipo de críticas, la más reciente por un supuesto viaje de trabajo que realizó a Coahuila en un avión privado.
Resulta que la aeronave, de acuerdo con información que tiene la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, pertenecería a un fideicomiso constituido ante un Banco de Utah, lo que ha levantado sospechas sobre posibles irregularidades que violarían normas de aviación civil en nuestro país. Lo que la ley señala es que las permisionarias extranjeras que presten servicios a terceros no pueden realizar en territorio nacional prácticas de cabotaje, es decir, transporte de mercancías o pasajeros al interior de las fronteras, ya sea por mar, aire o tierra, incluso cuando se trate de aeronaves para uso particular.
Dicha norma se habría incumplido ya que el ex presidente de la mesa directiva del Senado habría viajado en ese avión, según lo que ha trascendido, de Toluca, Estado de México, a Torreón, Coahuila, desde donde posteriormente se habría desplazado a Piedras Negras, para regresar finalmente la capital mexiquense.
Y aunque los reporteros que cubren la fuente de la Cámara Alta lo cuestionaron, Fernández Noroña solamente justificó su viaje, pero no soltó prenda sobre quién lo pagó ni sobre la procedencia de la aeronave. Al contrario, hasta ironizó con un reportero mencionándole que su jefe Ricardo Salinas Pliego habría costeado los gastos y llegó al extremo de aventarle la bolita a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien salomónicamente no se metió en problemas y dijo que no entraría al debate.
Pero un detalle por demás relevante del asunto es que el legislador habría volado junto con el ex diputado Shamir Fernández, así como Pily de Aguinaga, quien es suplente de la senadora Cecilia Guadiana, hija del fallecido Armando Guadiana Tijerina, con quien Fernández Noroña llegó a tener diferencias que más tarde quedaron en el olvido, al grado que la heredera del empresario y político coahuilense buscó al ex petista para mediar en un conflicto interno del partido en la entidad, lo que pudiera ser el origen de su presencia en el estado.
Pero volviendo al tema de la polémica que generó el viaje, no sería nada raro que la propiedad del avión estuviera ligada a Armando Guadiana o a personajes cercanos al fallecido senador, quien públicamente llegó a reconocer que era propietario de aeronaves en las que se transportaba con cargo a sus empresas.
Lo que son las cosas, todo lo que en su momento criticó Gerardo Fernández Noroña, incluido el propio Armando Guadiana, a quien descalificó más de una vez, es todo lo que ahora cobija al senador de Morena, como los lujos y la inmoralidad.
Recursos Humanos en la era digital
Actualmente, el 90% de las empresas están acelerando la implementación de iniciativas digitales, pero solo el 20% considera que la experiencia humana se mantiene de forma consistente, de acuerdo con información de Círculo de Laboral, empresa especializada en soluciones de Recursos Humanos para selección, post contratación y desarrollo organizacional.
Esta brecha revela una preocupación legítima del área de reclutamiento: cómo evitar que la automatización despersonalice la relación entre el área de Gestión de Talento y los colaboradores. La tecnología no puede reemplazar la empatía, la escucha activa ni el liderazgo emocional. Las áreas de Recursos Humanos deben fomentar espacios de conversación, retroalimentación y contención emocional, especialmente en modelos híbridos o remotos, donde el aislamiento puede afectar el bienestar, por lo tanto, mantener el sentido de pertenencia es más desafiante que nunca. La tecnología puede ayudar a mapear las necesidades de los colaboradores, reconocer sus logros y fomentar la creación de comunidades internas —como son clubes de lectura o equipos deportivos— que refuercen los vínculos y el engagement entre colaboradores.
Es por ello que Círculo Laboral ha encontrado en Sesame, el software de gestión de recursos humanos, al socio estratégico para automatizar la administración de los colaboradores desde el reclutamiento, medición de clima organizacional, desarrollo de planes de carrera, entre otras operaciones administrativas.
El objetivo es que Recursos Humanos tenga en sus manos el poder de transformar la experiencia laboral. No se trata de controlar, sino de integrar. No se trata de reemplazar, sino de acompañar. Porque en el centro de toda transformación digital debe estar siempre el ser humano.
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