Bad Bunny: estadounidense aunque no quieran
Pudiendo realizarla en Las Vegas, por la que seguramente recibiría varias veces más, y negándose a realizar gira por Estados Unidos para no poner en riesgo a migrantes latinos, Bad Bunny hizo una residencia musical de 31 conciertos en Puerto Rico, que finalizó el 20 de septiembre, con los primeros nueve conciertos reservados para los locales. Para los tiempos que vivimos, el nombre de la residencia musical, una declaración de principios contra el éxodo: “No me quiero ir de aquí”. Se estima que la residencia tuvo una derrama de 500 millones de dólares para la empobrecida isla.
Lo siguiente fue el anuncio de que Benito Antonio Martínez Ocasio sería el artista del medio tiempo del Super Bowl LX de 2026, a jugarse en el Levi’s Stadium, casa de los 49ers de San Francisco. Se trata del show más televisado a nivel mundial del evento deportivo más importante de Estados Unidos. Si bien ya en el Super Bowl del 2020 hubo artistas latinos -Shakira, Jennifer López, el propio Bad Bunny, J Balvin y Emme Muñiz-, este es el primero en el que coincide con la derecha conservadora y bravucona del periodo trumpista.
Pero antes, veamos al dinero. Las ganancias de Súper Tazón se estiman en más de mil millones de dólares, y seguramente la polémica generada por Bad Bunny llevará a récords de audiencia y dinero. Marcas pagan entre 7 y 8 millones de dólares por comerciales de 30 segundos y, hasta el momento, ninguna de las de siempre ha dicho no querer estar. Según estimaciones de la revista musical Billboard, en los últimos cinco años, los artistas solistas que encabezaron el emblemático show experimentaron un aumento promedio del 110% en los ingresos netos generados por streams y descargas de sus canciones en la semana posterior al evento, en comparación con la semana anterior. Para Bad Bunny, esto podría representar ingresos netos de casi 1.7 millones de dólares solo durante la semana del Super Bowl.
Las reacciones han ido desde el desdén de Trump al decir que no conoce a Bad Bunny, llamados a boicots, peticiones para que cambien al artista por uno de habla inglesa; hasta ridiculeces como propuestas para realizar un show alterno, hacer del inglés el idioma oficial en el país o deportar a Bad Bunny, a pesar de ser ciudadano estadounidense, como todo puertorriqueño.
Para elevar la temperatura, días después, Bad Bunny fue el anfitrión de Saturday night live, donde comenzó su monólogo de presentación en inglés, luego una parte en español, reconociendo todos los latinos, “demostrando que nuestra huella y nuestra aportación a este país nadie la podrá sacar ni borrar”, y rematando en inglés, “si no entendieron lo que dije, tienen cuatro meses para aprender”.
Y suena a broma, pero no lo es tanto. Con alrededor de 57.4 millones, Estados Unidos es el segundo país con más hispanohablantes después de México. De acuerdo a Preply, la plataforma global de aprendizaje de idiomas, en la Unión Americana se dispararon 178% las solicitudes en 24 horas luego del anuncio del nombre del artista del medio tiempo, mientras que las búsquedas de “Bad Bunny lyrics English” crecieron 386%. Preply calcula que más de 327 mil estadounidenses, un 200% más del promedio, buscarán clases formales de español tras el show del próximo 8 de febrero de 2026, cuando el “No me quiero ir de aquí” llegue de Puerto Rico a todo Estados Unidos, como un desafío de todo migrante.
Franja de Gaza: un día a la vez
Es difícil saber si la posibilidad de recibir el premio Nobel de la Paz fue el motivante que impulsó a Donald Trump a concebir un plan para poner fin a las hostilidades en Gaza, lo cierto es que por lo menos logró concretar la primera etapa.
La liberación de rehenes y prisioneros es una nota de alegría en una confrontación que el 7 de octubre cumplió dos años y que se ha saldado con la muerte de mil 200 israelíes y 66 mil palestinos.
El acuerdo representa un avance significativo y abre una ventana de oportunidad para el diálogo. Aunque de manera indirecta por primera vez, en meses, las dos partes aceptaron negociar bajo la mediación internacional, y eso ya es un logro en sí mismo. Si se mantiene la voluntad política y el apoyo de la comunidad global, este podría ser el primer paso hacia una nueva etapa en la que prevalezca la diplomacia sobre la violencia y la reconstrucción sobre la venganza.
Sin embargo, el cese al fuego sigue siendo frágil y está lejos de garantizar una paz duradera. Las tensiones entre Israel y Hamás permanecen intactas, mientras los líderes de ambas partes se enfrentan a presiones internas que dificultan cualquier concesión real. Por su parte, Trump busca capitalizar el momento para proyectarse como un negociador capaz de lograr lo que otros no pudieron, pero en Medio Oriente las treguas suelen ser apenas un respiro antes de un nuevo estallido.
Para Trump, el desenlace del conflicto no solo tiene un valor simbólico, sino estratégico. Fortalecer los lazos con sus aliados árabes –como Arabia Saudita, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, que participaron en la firma del acuerdo-, le permite proyectar a Estados Unidos, bajo su batuta, como un mediador clave indispensable en la región y consolidar su influencia regional imponiéndose así a China e Irán que buscan expandirse en la zona. Paralelamente, el éxito en la Franja de Gaza puede traducirse en dividendos políticos internos: un triunfo de política exterior remarcaría su narrativa de liderazgo global y su promesa de restaurar la grandeza estadounidense.
Lo que sigue será una verdadera prueba para Trump. Una cosa (no menor) es lograr la liberación de rehenes y obtener un cese el fuego temporal y otra, muy distinta, mantener a las partes bajo control. Muchas cosas pasaron en estos dos años que no son fáciles de olvidar. Hamás enfrenta divisiones internas y Gaza tiene una población devastada que exige venganza, mientras en Israel crecen las presiones políticas para responder con la fuerza a la menor provocación.
La capacidad de Trump para sostener el equilibrio dependerá de su habilidad para combinar incentivos diplomáticos con la presión de sus aliados árabes, que también temen una nueva ola de violencia. Si logra contener los impulsos extremos y mantener la mesa de diálogo abierta, podría sentar las bases de un proceso de paz más duradero del que muchos esperan… y por qué no, hasta el premio Nobel de la Paz 2026.
Sheinbaum, cercana a damnificados… ¿la ayuda también?
Ante los terribles daños que han dejado las lluvias en los estados Veracruz, Puebla, Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí, si bien lo más importante es que fluya la ayuda para las personas afectadas, también resulta relevante que los gobernantes se metan de lleno al problema, como es el caso de la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a las zonas de conflicto.
Primero, porque mostró que la respuesta del gobierno federal fue inmediata y que la coordinación de recursos fue supervisada personalmente por ella, además de que dio oportunidad a que la mandataria ofreciera directamente el apoyo gubernamental a las familias que perdieron a un ser querido o su patrimonio.
Desde luego, durante los recorridos llegaron los reclamos de personas que, en una situación perfectamente entendible, cuestionaron a la presidenta sobre la ayuda para dar con el paradero de sus familiares, como ocurrió en Poza Rica, a quienes escuchó, pero también en tono enérgico, les refirió que no se ocultaría nada.
Lo que tampoco faltó, fueron los señalamientos de actores políticos que reclamaron la desaparición del Fondo de Desastres Naturales mejor conocido como Fonden, el cual fue eliminado durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, quien también fue severamente criticado por su ausencia a nivel de tierra en este tipo de desastres.
Indudablemente, siempre será positivo que la principal cabeza del gobierno federal, como es la presidenta Claudia Sheinbaum, haga acto de presencia, porque eso la ubica como una funcionaria cercana a la gente y que empatiza con sus problemas. Ahora nada más falta que, en verdad, se apoye a la gente y no sea como ha ocurrido en otras ocasiones que los servidores públicos de más abajo solo limpian la tierra cuando llega el jefe, pero cuando se va, se desentienden del problema.
Cómo evoluciona el mercado laboral mexicano
El empleo en México vive un proceso de transformación silenciosa pero constante. Detrás de cada vacante publicada hay señales de cambio, de adaptación y de una fuerza laboral que busca evolucionar junto con las necesidades del país.
De acuerdo con OCC, la bolsa de trabajo en línea líder en México, más de 378 mil ofertas laborales se registraron en su plataforma durante los primeros nueve meses de 2025. La cifra refleja un entorno en movimiento, con empresas que continúan generando oportunidades y con profesionistas cada vez más abiertos a explorar nuevos sectores y modalidades de empleo.
La Ciudad de México (31%), Nuevo León (16%) y Estado de México (11%) encabezaron la publicación de vacantes, seguidos de Jalisco (9%) y Querétaro (5%) entidades que confirman su papel como polos de desarrollo económico y tecnológico. Lejos de representar una concentración problemática, este comportamiento muestra cómo las regiones industriales, logísticas y de servicios están atrayendo talento y fortaleciendo cadenas productivas que impactan positivamente a otras zonas del país.
En cuanto a las áreas más solicitadas, ventas, administración, finanzas y tecnologías de la información mantienen su liderazgo, lo que habla de un mercado laboral que valora tanto las habilidades técnicas como las competencias interpersonales. Al mismo tiempo, los rangos salariales más frecuentes, entre $10 mil y $20 mil pesos mensuales, demuestran que existe un amplio segmento de empleos formales que ofrecen estabilidad y posibilidades de crecimiento profesional.
El panorama actual invita a mirar el empleo no solo como una cifra, sino como un proceso de evolución colectiva. Cada trimestre, los datos de OCC permiten observar cómo se mueven los sectores, cómo se reconfiguran los perfiles más demandados y cómo los trabajadores buscan adaptarse a un mundo laboral más competitivo y tecnológico.
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