El branding en 2025: lo bueno, lo malo y el futuro

El branding es diseño. Son los logotipos, las tipografías y los sistemas visuales los que dan vida a una empresa. Pero también es estrategia. Detrás de cada cambio de marca hay una historia que revela las prioridades, motivaciones y aspiraciones de una compañía, si se mira más allá del logotipo.

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En una conversación reciente para FC Live, los editores de diseño de Fast Company, Liz Stinson y Mark Wilson, analizaron el verdadero impacto del branding a través de algunos de los momentos más relevantes del último año, explorando cómo las marcas están redefiniendo su identidad frente a un entorno cada vez más competitivo y digital.
Lo bueno: lo que está funcionando bien

1. Refrescamientos con intención estratégica
Los rebrandings más exitosos no se limitan a un cambio visual, sino que reflejan una evolución real dentro de la empresa. Cada actualización de identidad transmite una nueva visión o propósito, alineando el diseño con los valores de la marca.

2. Sistemas de diseño más robustos y flexibles
Un logotipo ya no es suficiente. Las marcas están construyendo sistemas modulares —con paletas, tipografías e íconos adaptativos— que funcionan en entornos digitales, redes sociales, aplicaciones móviles y experiencias inmersivas.

3. Inteligencia artificial al servicio de la creatividad
La IA se ha convertido en una herramienta aliada del branding. Permite iterar más rápido, generar variaciones visuales y explorar nuevos estilos sin perder coherencia, potenciando la creatividad humana.

4. Autenticidad y propósito como esencia de marca
Las marcas con mayor impacto son aquellas que comunican un propósito real. No se trata solo de estética, sino de conectar con valores auténticos que generen confianza y lealtad entre los consumidores.
Lo malo: los riesgos y los errores comunes

1. Branding superficial
Cambiar el logo sin una estrategia detrás puede generar el efecto contrario al deseado. El público detecta cuando un rebranding no tiene sustancia y lo percibe como un simple “lavado de cara”.

2. Pérdida de identidad
En el afán por modernizarse, algunas marcas eliminan rasgos distintivos y terminan pareciéndose entre sí. La simplicidad excesiva puede diluir el carácter y la memoria visual que hacían única a una marca.

3. Fragmentación entre plataformas
El ecosistema digital exige coherencia visual. Sin una planificación integral, los elementos de marca pueden desajustarse entre pantallas, formatos o dispositivos, debilitando la presencia global de la marca.

4. Dependencia excesiva de la IA
Aunque la inteligencia artificial es una herramienta poderosa, no puede sustituir la visión humana. Cuando se usa sin criterio estratégico, puede generar resultados genéricos y carentes de personalidad.
El futuro del branding

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El futuro del branding será adaptable, humano y multisensorial. Las identidades dejarán de ser estáticas para volverse dinámicas, ajustándose al contexto, la audiencia y el canal.

Las marcas del mañana integrarán no solo lo visual, sino también la voz, el sonido, la interacción y la experiencia, creando lenguajes que se sientan vivos y coherentes.

Además, veremos un auge del branding participativo, donde las comunidades y los consumidores se convierten en parte activa del proceso creativo, reforzando el sentido de pertenencia.

Finalmente, la ética, la transparencia y la coherencia serán valores no negociables. En un entorno saturado de mensajes, la autenticidad seguirá siendo el recurso más valioso para construir marcas duraderas.

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