Gas natural: importación, gasoductos, almacenamiento y producción
La importación de gas natural de Estados Unidos a México crecieron un 25 por ciento diario entre 2019 y 2024, el mayor registrado desde 1975, y cubre el 70 por ciento del consumo del hidrocarburo en México, de acuerdo a un análisis de la Administración de Información Energética de EU (EIA, en inglés), el cual destaca que en mayo pasado se alcanzó el nivel más alto de envíos de gas con un promedio diario de 7 mil 500 millones de pies cúbicos al día.
El 91 por ciento del gas proviene de Texas -el restante de Arizona y California-, y la mayor parte de la demanda corresponde a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la cual está apostando por la construcción de centrales de ciclo combinado, con cuatro operando al terminar este año y otras siete por construirse. Sin embargo, la EIA identifica dos limitaciones a las exportaciones de gas: restricciones para la infraestructura de ductos en México -como la construcción de nuevos ductos y los retrasos en la tramitación de permisos-, y la limitada capacidad de almacenamiento de gas natural.
En cuanto a los nuevos gasoductos, se está expandiendo la red: el gasoducto Sur de Texas-Tuxpan se conecta con el Puerta al Sureste y, a su vez, con el ducto Energía Mayakan, los cuales se completarán este año, y que suministrará gas a las nuevas centrales de ciclo combinado en toda la Península de Yucatán. Asimismo, este año se inició la construcción del ducto Centauro del Norte, que proporcionará capacidad adicional a las centrales eléctricas de ciclo combinado de Baja California y Sonora.
Respecto al almacenamiento, a inicios de 2025, México tenía una capacidad de almacenamiento de 2.4 días, la cual apenas ha variado, puesto que algunos gasoductos pendientes de entrar en operación han sido utilizados para almacenar la molécula. En Tamaulipas, el gobierno estatal tiene proyectos de almacenamiento de gas en cavernas y yacimientos abandonados donde se contempla lograr 10 días de almacenamiento.
Por último, no menos importante, Pemex tiene planeado producir 4 mil 700 millones de pies cúbicos diarios con un máximo de 5 mil millones en 2028, lo cual, en el escenario ideal, podría sustituir alrededor de dos terceras partes de las importaciones. Es fundamental incrementar la producción nacional, considerando que con Donald Trump siempre hay un riesgo potencial de que use el suministro de gas como un mecanismo de presión en cualquier escenario de negociación.
Garantizan tratamientos para cáncer de mama… ¿y para niños?
Mientras el gobierno federal anunció una inversión de ocho mil millones de pesos que se destinará al Modelo de Atención Universal de Cáncer de Mama, que a decir de la presidenta Claudia Sheinbaum, marcará un antes y un después en la atención de esta enfermedad, el desabasto de tratamientos oncológicos, particularmente pediátricos, aún es un problema latente.
A decir de las autoridades, se adquirirán, entre 2026 y 2027, mil mastógrafos, que se sumarán a los 656 que ya están en operación en 640 hospitales, además de mil ultrasonidos, que estarán en los Nuevos Centros de Detección. También se dijo que se abrirán 20 centros de diagnóstico con personal de imagen y patología para la interpretación de los estudios y se construirán 32 unidades hospitalarias de atención oncológica para las mujeres, uno en cada estado. Además, se estima que para 2026-2027, se cuente con mil 656 mastógrafos que permitirán hacer 8.9 millones de estudios anuales, equivalentes a 34 mil 327 por día y 21 diarios por equipo, a través de 62 Centros de Detección.
Con todo lo anterior, de acuerdo con lo dicho por el gobierno federal, el programa se convertiría en el primero que contará con atención integral en todo el sector público de salud para mujeres, independientemente de su derechohabiencia.
Aunque la meta para combatir el cáncer de mama, que en México es la principal causa de muerte en mujeres, se escucha interesante, positiva y, sobre todo, muy ambiciosa, es un hecho que las deficiencias históricas del sistema de salud y la ausencia de soluciones efectivas son problemáticas que difícilmente pueden ser corregidas a corto plazo.
Lo mejor que le podría ocurrir a la población es que el programa en verdad cuente con bases sólidas, absoluta voluntad del gobierno, suficiente empatía para las y los pacientes, pero de manera muy particular, que tenga la solvencia necesaria para hacer frente a los desafíos que demanda el sector salud en México, el cual se ha visto claramente rebasado en los últimos años, como en el caso de niñas y niños, aunque la narrativa oficial diga lo contrario.
Perú: receta para frenar el crimen… y el descontento
Perú atraviesa en estos momentos por una doble crisis: una de seguridad, con niveles de violencia en ascenso, y una política, que ha expulsado a cinco presidentes en los últimos siete años minando la legitimidad del poder.
El desesperado decreto de estado de emergencia en Lima y Callao anunciado por el presidente José Jerí, se presenta como una apuesta riesgosa ya que, si bien puede arrojar “resultados rápidos” en materia táctica, no resuelve las fallas estructurales que explican por qué el crimen volvió a dispararse.
Medios de comunicación locales dan cuenta de que entre enero y septiembre se han registrado mil 690 homicidios, 188 más que durante el mismo periodo del año pasado. Informes técnicos (INEI/SINADEF) confirman que 2025 ya acumula cifras que superan años previos reportando algunos de los sucesos más sangrientos de la última década.
La extorsión también está al alza en el primer semestre del año, se registraron 15 mil denuncias con proyecciones que podrían alcanzar los 30 mil hacia finales de diciembre, tan solo en Lima. Un claro indicio de que el gobierno no se enfrenta a un repunte pasajero sino a una tendencia sostenida, particularmente en los centros urbanos.
Las causas saltan a la vista: impunidad y debilidad judicial; corrupción y filtración de inteligencia; penitenciarias disfuncionales; economía ilegal y extorsión como formas que tienen los criminales de hacerse de recursos.
Un estado de emergencia puede contrarrestar síntomas, pero no remueve ni la impunidad ni la corrección institucional que requieren reformas judiciales, policiales y penitenciarias profundas.
Del otro lado se encuentra la fragilidad política del Estado y la tentación de caer en la represión. No hay que olvidar que José Jerí asumió en un clima extremadamente volátil, luego de la destitución de la presidenta que lo precedió, y carece de la legitimidad que dan las urnas ya que fue impuesto por un Congreso por demás desprestigiado por lo que en los hechos no cuenta con la confianza ciudadana.
Las manifestaciones de los últimos días podrían tener mucho que ver con el decreto de estado de emergencia: más que para reducir la delincuencia, para restaurar autoridad política. Como un mecanismo para restringir protestas al habilitar la intervención militar y restringir la libertad de reunión o movimiento. Una medida con dos caras: la legítima que tiene que ver con la seguridad y la peligrosamente instrumental, enteramente política. El gran riesgo se encuentra en haber engendrado un decreto que no cambie la dinámica criminal, pero sí erosione los derechos civiles.
Perú necesita políticas públicas sólidas y sostenibles en materia de seguridad, eso está claro, pero también cuenta con una población muy politizada que difícilmente se va a dejar engañar. Nada está escrito, pero Jerí tendrá que andarse con pies de plomo si no quiere sumarse a la larga lista de presidentes defenestrados.
Salud: más manos, empatía y compromiso
El sector salud en México es mucho más que un componente del sistema productivo, es el corazón que mantiene en marcha a la sociedad. Con más de 3 millones de personas empleadas, según datos del INEGI, este sector no solo garantiza la atención médica y la asistencia social, sino que también representa un pilar económico que impulsa comunidades, genera empleos y sostiene el bienestar nacional.
Cifras de Computrabajo, el sitio de empleo líder en Latinoamérica, sobre los puestos más buscados en el sector salud durante el tercer trimestre de 2025, confirman que la salud necesita más manos, más empatía y más compromiso. Los cinco perfiles con mayor demanda: enfermeros, auxiliares, médicos generales, técnicos en radiología o laboratorio, y nutriólogos, revelan la diversidad de habilidades que el sistema requiere para mantener su equilibrio.
Más allá de la técnica, este informe resalta algo que las empresas del sector ya saben, y es que la calidad del servicio no depende solo del conocimiento médico, sino de las power skills que humanizan la atención. Paciencia, trabajo en equipo, comunicación y calidez son hoy competencias tan valiosas como un diagnóstico acertado. En tiempos donde la tecnología redefine los procesos clínicos, el factor humano sigue siendo el alma del cuidado.
En un país que enfrenta retos estructurales en materia de salud, invertir en formación, bienestar y condiciones laborales dignas para los profesionales del ramo no es un lujo, sino una estrategia de nación. El futuro del empleo en este sector no solo se mide en cifras o vacantes cubiertas, sino en la capacidad de crear entornos laborales donde cuidar a otros no implique descuidarse a uno mismo.
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