Soplan tiempos de cambio en la FGR
Vaya revuelo el que generó el trascendido de que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, renunciaría a esa institución y que ya habría posibles candidaturas para sustituirlo, de acuerdo con fuentes del Senado de la República.
Apenas el miércoles circuló una versión periodística donde se hablaba de la posible renuncia del titular de la FGR y que el coordinador de senadores de Morena Adán Augusto López Hernández habría convocado a una reunión urgente para analizar el tema y revisar los posibles perfiles para sucederle.
Este jueves, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió no entrarle todavía al tema al señalar que sería hasta este viernes cuando se pronunciaría al respecto. En tanto, solamente comentó que recibió una carta del Senado, la cual analizaría detalladamente antes de emitir algún comentario, dejando entrever que el asunto se relacionaba con Gertz Manero.
Esta no sería la primera ocasión en que se habla de la salida de Gertz Manero, ya que en anteriores ocasiones se han señalado versiones de la renuncia del fiscal general argumentándose, en varias de ellas, posibles motivos de salud, aunque en esta ocasión el motivo podría ser otro.
Mientras tanto ya se manejan los nombres de quienes pudieran entrar a una posible terna que enviaría la mandataria federal a la Cámara Alta. Dicha propuesta, según se ha comentado en radio pasillo, la encabezaría la ex fiscal general de Justicia de la Ciudad de México y actual consejera jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy Ramos, acompañada de Arturo Saldívar Lelo de Larrea, ex ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, junto con un candidato que más que algunos dicen podría tratarse del subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Arturo Medina Padilla.
En el caso de la versión que apunta a que la ungida sería Godoy Ramos, bien cabría decir que no sería nada extraño, puesto que además de ser de todas las confianzas de la presidenta Sheinbaum Pardo, ya tiene algunos funcionarios muy cercanos, como posible avanzada en la dependencia federal, como es el caso de Ulises Lara López, ex encargado del despacho de la FGJCDMX y actual fiscal federal en Morelos, así como César Oliveros Aparicio, ex coordinador general de Investigación de Delitos de Alto Impacto en la CDMX y actual fiscal especial para Delitos en Materia de Hidrocarburos, aparte de que otros tantos colaboradores suyos en la Fiscalía capitalina ya han formado parte de las filas de la FGR.
Habrá que esperar a que hoy viernes la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dé a conocer los pormenores de la famosa carta, a fin de aclarar todas las dudas, versiones y rumorología que se han desatado, luego de que se dio a conocer la posible salida de Alejandro Gertz Manero. Esto ya se parece a aquella famosa fábula de Pedro y el Lobo.
La trampa de la informalidad
Hay noticias que parecen buenas, pero una vez que las empieza uno a desglosar, no son lo que parecen. El miércoles el INEGI dio a conocer que la tasa de desocupación se ubicó en 2.9% durante el tercer trimestre de este 2025. Hablamos de 1.8 millones de personas, 72 000 menos que el año pasado. Una cifra envidiable para cualquier país.
El lado oscuro empieza a aparecer cuando nos damos cuenta de que la informalidad se elevó a 55.4%, más de 33 millones de personas que, pese a levantarse todos los días a trabajar, no tienen prestaciones, seguridad social, ni la certeza de un ingreso estable. Un universo que se incrementó en 466 000 personas en un solo año. Personas al margen de los incrementos al salario mínimo, aguinaldo o vacaciones.
La realidad es devastadora: México no está generando empleos formales; está produciendo ocupación a costa de precariedad.
Detrás de este fenómeno no hay una causa ni un solo culpable; se trata de un rompecabezas que nuestros “estadistas” no han logrado resolver a lo largo del tiempo. La estructura productiva, por ejemplo, está construida a partir de millones de pequeños negocios que sobreviven con márgenes mínimos, muy lejos de la productividad que permite absorber trabajadores formalmente. Para ellos, registrarse en el IMSS, contratar legalmente o asumir cargas fiscales puede significar la diferencia entre sobrevivir o cerrar.
El exceso de trámites no ayuda. Abrir o regularizar un negocio implica largos pasos, asesoría especializada y costos que muchos no pueden afrontar. En cambio, operar de manera informal no suele implicar grandes riesgos. Si el sistema castiga la formalidad y tolera operar fuera del marco legal, la elección resulta predecible.
El problema se potencializa porque la informalidad no solo persiste: se reproduce. Se hereda. Padres que trabajaron sin contrato ven a sus hijos entrar en los mismos oficios: el comercio ambulante, la construcción sin registro, los servicios a destajo. Es un sistema viciado que se vuelve cultura y por lo mismo es difícil de desarraigar.
Las consecuencias son claras, no importa que volteemos la vista hacia otro lado. Millones de personas viven al día, sin ahorros, sin protección en caso de enfermedad, sin posibilidad real de construir un patrimonio. Para el Estado, la informalidad significa una recaudación limitada que no permite financiar la infraestructura, la educación o los servicios públicos. Y para el país en su conjunto representa un freno enorme: una nación que sobrevive con trabajadores sin derechos difícilmente puede aspirar a tener altos niveles de productividad, innovación o crecimiento sostenido.
¿Hay países que hayan logrado escapar de esa trampa? Sí. Corea del Sur, Irlanda, España o Costa Rica redujeron drásticamente su informalidad con una combinación de reformas de largo aliento: una política industrial clara, educación técnica masiva, protección social que no dependa exclusivamente del empleo formal y simplificación administrativa real. Ninguno lo logró en un año ni un sexenio fueron periodos prolongados con una gran transversalidad.
México funciona, pero de manera frágil. Un país donde millones trabajan sin que su labor se refleje en bienestar, y en México la mitad de los trabajadores se encuentran en esa condición, es incapaz de superar la pobreza en todos sus niveles y así, es difícil aspirar a crecer, aunque sea un “poquito” más.
Se hace necesario decidir si queremos seguir administrando la informalidad o enfrentarla, antes de que sea demasiado tarde.
Microsismos del poniente
La mañana de este jueves se registró un microsismo en el poniente de la Ciudad de México, percibiéndose en algunas colonias de las alcaldías Álvaro Obregón, Benito Juárez y Miguel Hidalgo. A pesar de su baja magnitud, estos temblores generan preocupación dada la alta sismicidad de la capital del país y los antecedentes de los terremotos del México contemporáneo -entendiéndose los de 1985 y 2017-, así como porque se conocía poco de las causas y la urbanización de la zona dificulta su estudio.
Los expertos de la UNAM han señalado que se trata de un conjunto de fallas que son parte del sistema de fallas de la Sierra de Las Cruces, que se correlacionan con las barrancas de las zonas, entre las que se encuentran la falla de Barranca del Muerto, la Plateros-Mixcoac, una más que cruza a la altura de Viaducto e Insurgentes y otra en Naucalpan, donde también se han registrado microsismos, todas ellas corriendo diagonales y paralelas.
Se desconocen las causas de los reactivamientos, particularmente los enjambres sísmicos registrados en 2024 y que provocaron daños localizados en viviendas antiguas, pudiendo deberse a la sobreexplotación de mantos acuíferos, nuevas fallas o fallas que se están reactivando; tensiones locales, extracción de agua, hundimiento de la Ciudad o influencia de sismos lejanos.
La dificultad de su estudio genera incertidumbre en su ubicación y longitud, la magnitud máxima esperada ni el periodo de retorno y, aunque los microsismos registran altas aceleraciones, no se ha demostrado que causen daños estructurales mayores, salvo los que han sucedido en inmuebles antiguos, o que no cumplen con los reglamentos y normas técnicas de construcción.
Diciembre: el mes silencioso donde más se contrata
Cada diciembre se repite el mismo fenómeno en el mercado laboral: mientras una parte importante de la fuerza laboral baja el ritmo, las organizaciones aceleran decisiones clave. El imaginario colectivo dicta que en esta época “todo se detiene”, pero en realidad ocurre lo contrario: las áreas de Recursos Humanos adelantan procesos, cierran pendientes y buscan cubrir posiciones críticas antes del arranque del nuevo año fiscal. La competencia disminuye, el volumen de candidatos activos cae y, por lo tanto, quienes sí se mantienen en movimiento adquieren una clara ventaja.
En este contexto, las vacantes temporales se convierten en un mecanismo estratégico para las empresas, pero también en una oportunidad real de desarrollo profesional. Las organizaciones necesitan continuidad operativa, refuerzos para picos de demanda y perfiles que puedan adaptarse con rapidez, y aquí es donde muchos candidatos subestiman el poder de una posición eventual, que puede transformarse en un pase directo hacia un rol fijo cuando se combinan actitud, resultados y disponibilidad inmediata.
Computrabajo, el sitio de empleo líder en Latinoamérica, identifica que diciembre es, en realidad, uno de los meses con más movimiento silencioso en selección. No porque se publiquen más vacantes, sino porque los filtros avanzan más rápido, los reclutadores obtienen respuestas inmediatas de quienes sí están activos y la IA que gestiona los pre-filtros cobra un peso determinante. En palabras simples: hay menos ruido y más espacio para destacar.
Por ello, la recomendación para los candidatos es clara: no pausar la búsqueda. Actualizar el CV, reforzar la presencia en plataformas digitales y optimizar el perfil con palabras clave del puesto deseado ya no es opcional; es el estándar mínimo para pasar los primeros filtros automatizados. Al mismo tiempo, la agilidad se convierte en un diferenciador: procesos que normalmente tomarían semanas pueden resolverse en días, e incluso en horas, si el reclutador necesita cerrar la contratación antes del cierre fiscal.
La enseñanza para líderes, candidatos y responsables de talento es contundente: diciembre no es un mes muerto, sino una ventana estratégica mal comprendida. Las empresas que lo saben contratan mejor y más rápido y los candidatos que lo entienden crecen antes que los demás. El mercado laboral no se congela en diciembre; simplemente se vuelve más accesible para quienes deciden mantenerse en movimiento.
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