Aranceles: acuerdo a la mexicana… sólo por hoy

No cabe duda que la de este jueves no deja de ser una buena noticia para la economía mexicana, sin embargo, la espada de Damocles sigue pendiendo sobre el futuro de nuestro país, pues esta prórroga arancelaria no resuelve el fondo del conflicto comercial ni garantiza estabilidad a mediano plazo. La amenaza de nuevos aranceles sigue latente, condicionada a compromisos ambiguos sobre migración, seguridad y apertura comercial que podrían volverse instrumentos de presión política en cualquier momento.

Si bien el mensaje emitido por ambos mandatarios es coincidente, existe un pequeño “pero” en la narrativa. Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum habla de un acuerdo de 90 días para construir un acuerdo de largo plazo; el mandatario estadunidense, Donald Trump fija una pausa de 90 días “o más”, una apostilla que en los hechos puede hablar de un alargue tan prolongado como su temperamento veleidoso se lo permita.

Pero no nos engañemos, detrás de este tipo de acuerdos siempre hay luces y sombras, los dos jefes de Estado, muy en su estilo, ya se encargaron de enseñarnos las partes luminosas, en los próximos días nos iremos enterando de cuál fue el costo real de esta extensión -particularmente para los ciudadanos de este lado de la frontera-, a partir de las acciones de gobierno en el control migratorio o en la captura y entrega de criminales (entre los que muy bien pudiera haber políticos).

Otro punto que no deja de llamar la atención es que Trump señale que México acordó eliminar de inmediato sus numerosas barreras comerciales no arancelarias. No sabemos a cuáles se refiera porque no especificó, pero muy bien pudiera tratarse de dar entrada a ciertos productos estadounidenses al mercado mexicano como lácteos, alimentos procesados o maquinaria, o cambios en la política energética en donde empresas norteamericanas han denunciado discriminación. En cualquier caso, Trump obtendría grandes dividendos en un sector que no acaba de estar conforme con su política arancelaria.

El presidente de Estados Unidos, que gusta jugar el papel del Dr. Jekyll and Mr Hyde, entiende que no es el mejor momento para asfixiar a México: su economía depende profundamente de las cadenas de suministro que cruzan la frontera, y desatar una guerra arancelaria ahora pondría en riesgo empleos, estabilidad inflacionaria y su propia credibilidad como líder pragmático.

Por mucho México sigue siendo su principal socio comercial; tan sólo durante los primeros cinco meses del año los envíos a la Unión Americana superaron los 219 mil millones de dólares, un incremento de 6% respecto al mismo periodo del año anterior superando la vorágine Trump.

El reloj se echó a andar a la media noche, ya quedan menos de 90 días y contando: seguimos en el mismo limbo, con un acuerdo temporal que no resuelve nada y sólo posterga el conflicto. La economía mexicana hoy respira, pero la desconfianza de los inversionistas se encuentra muy lejos de disiparse y con ello la posibilidad de aprovechar el nearshoring. No hay garantías, solo una cuenta regresiva que podría terminar en un nuevo golpe arancelario en la víspera de Halloween.

Avanzan los ferrocarriles de la 4T

Pese a las críticas de algunos sectores que se han opuesto a la reactivación de los ferrocarriles de pasajeros, los proyectos prioritarios en la materia puestos en marcha por el gobierno federal desde la pasada administración avanzan sin contratiempos. La construcción de los trenes de la Ciudad de México a Pachuca y Querétaro, así como la licitación Querétaro – Irapuato y Saltillo – Nuevo Laredo, además de los estudios para dar continuidad al Tren México-Nuevo Laredo y México-Nogales, siguen su marcha.

Entre las ventajas que se mencionan para su construcción es que se aprovecha el derecho de vía existente, es decir, que se construyen nuevas vías al lado de las vías de carga existentes. En la conferencia Sector Ferroviario en México 2024, llevada a cabo en noviembre pasado en el Colegio de Ingenieros Civiles de México, se señalaba justamente la conveniencia de aprovechar y compartir el derecho de vía con una operación separada de la infraestructura de ferrocarril de carga y pasajeros, a efecto de que no se restrinja la capacidad de uno ni del otro.

Entre las bondades de la operación del servicio, que en el caso del tren Ciudad de México-Pachuca contará con tracción eléctrica, mientras que el resto de la red será de diésel – eléctrico, se ha mencionado que generará una derrama económica importante, resultará económico, menos contaminante y más seguro, así como que los trenes alcanzarán velocidades entre los 160 y los 200 kilómetros por hora, además de que se conectarán ciudades intermedias entre sí y contarán con servicios interurbanos que enlazarán ciudades más grandes.

El proyecto integral estima construir durante la presente administración cerca de 4 mil kilómetros de vías férreas hacia el norte del país en un esfuerzo interinstitucional que incluye a diversas secretarías como la Defensa Nacional, Comunicaciones, Desarrollo Territorial, Medio Ambiente, Bienestar, Hacienda, Conagua, INAH, INPI y la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario, así como gobiernos estatales y municipales.

Desde que, en noviembre de 2023, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto para la creación de siete rutas de trenes de pasajeros, adicionales al Tren Maya y al Tren Interoceánico, además de que declaró al Sistema Ferroviario Mexicano como área prioritaria para el desarrollo nacional, el gobierno federal ha enfrentado cuestionamientos sobre si en verdad los trenes de pasajeros representarán una alternativa real de infraestructura sostenible, así como si resultará adecuado que el Ejército opere los servicios que se construyen.

El primer ejemplo con el Tren Maya no ha resultado tan rentable y atractivo como se aseguró en un principio, previo a su construcción. Dicen que cada viaje en tren nos recuerda que todos los caminos llevan a alguna parte, vamos a ver a dónde nos llevan los ferrocarriles de la 4T una vez que se concluyan los trabajos y entren en operación. Tiempo al tiempo.

Diversión en CDMX: ¿Qué te da más por menos?

La Ciudad de México cuenta con una amplia variedad de eventos y sitios de entretenimiento. Desde espacios recreativos como parques y zoológicos, ir al cine, partidos, conciertos, teatro, musicales y parques de diversiones. Dependiendo de los intereses, capacidad económica e, importante, disponibilidad de tiempo, se tiene una amplia gama de posibilidades para días hábiles y no hábiles. Por ejemplo, un boleto para el cine tiene un costo que puede ir de los 70, 160 a 225 pesos, dependiendo del tipo de sala y sin contar el consumo de comida, bebidas y golosinas, con películas con un promedio de duración de 2 horas, una opción que incluso algunos pueden acudir entre semana.

Haciendo una revisión del costo de las entradas a diferentes espectáculos disponibles en la boletera Ticketmaster, un partido de futbol en temporada regular de la Liga Mx tiene precios desde los 265 hasta los 915 pesos, con una duración de 2 horas; una función de viernes de lucha libre en la Arena México, desde 91 hasta 1,159 pesos, dura alrededor de 2 horas y media. Si se opta por los boletos más caros, podría decirse que la hora del espectáculo cuesta entre 457 a 580 pesos.

En cuanto a conciertos, el costo por hora se eleva considerablemente, incluso con los precios más baratos. Dependiendo del artista o grupo y el lugar, los precios oscilan entre los 350 y más de 13 mil pesos, con 2 horas y media por lo menos de espectáculo; festivales como el “Flow Fest” y “Corona Capital”, tienen precios entre los 2,167 hasta más de 8 mil pesos por día, en estos casos sí con una estancia promedio de 8 horas. El musical “El Rey León” y el show “Cirque Du Soleil: OVO”, rondan entre 1,342 hasta más de 5,500 pesos, con duración de poco más de 2 horas.  En estos casos, el costo por hora de un concierto puede ir desde los 175 pesos hasta los 7,500; mientras en un festival, de entre 270 y mil pesos por hora. En el caso de musicales y shows como el del Cirque Du Soleil, va de 671 pesos hasta 2,750 pesos la hora.

Los parques de diversiones se encuentran en rangos más accesibles y con un mayor beneficio en el costo-tiempo. Kataplum, Aztlán Parque Urbano y Kidzania, tienen precios desde los 199 hasta 650 pesos con una estancia promedio de 3 horas, entre 66 y 217 pesos la hora; mientras que Six Flags México, el parque de diversiones con mayor asistencia en América Latina, su boleto cuesta 799 pesos, con un tiempo promedio de estancia de 8 horas, es decir, casi 100 pesos la hora, menos incluso que el costo por hora de una función de cine en sala VIP.

Lo mejor de todo es que ninguna opción excluye a la otra, por supuesto, mientras la economía y el tiempo lo permitan.

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