El doble discurso de Estados Unidos
La colaboración es un término que hemos escuchado infinidad de ocasiones en las últimas semanas al hablar de la relación diplomática entre México y Estados Unidos. Luego de la reunión que sostuvieron el miércoles la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Estado de ese país, Marco Rubio, esa palabra salió nuevamente a la escena pública.
Por un lado, Rubio se desbordó en halagos para la mandataria mexicana al asegurar que México es el país que más ha colaborado con la Unión Americana en la lucha contra el crimen organizado, mientras que la jefa del Ejecutivo federal recalcó que fue un encuentro muy productivo enmarcado en el respeto a la soberanía.
Y cómo no serán relevantes las palabras de Rubio, si se trata de uno de los funcionarios más cercanos al presidente estadounidense, por lo que cada declaración del ex senador republicano tiene toda la carga política necesaria para influir en las decisiones del primer mandatario del país de las barras y las estrellas.
Algo que llama también la atención en las declaraciones de Rubio es que hace algunos años, particularmente en 2022, tenía otra opinión del Gobierno de México, ya que criticó abiertamente al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien acusó de entregar al país a los cárteles de la droga, de apoyar a la tiranía en Cuba, a la dictadura en Nicaragua y al narcotráfico en Venezuela.
Pero ahora, su discurso es completamente diferente al utilizado en ese momento, al asegurar que le alegraban mucho los niveles de colaboración logrados con México, que respetan la soberanía y dan resultados concretos.
Sin embargo, al referirse a la destrucción de una lancha que supuestamente transportaba droga en aguas del Caribe, Rubio lanzó una indirecta y aseguró que si una embarcación lleva fentanilo o cocaína, es una amenaza inmediata y el presidente de su país tiene derecho a eliminarla.
Luego entonces surge la duda si es que las acciones que ha emprendido la administración de Claudia Sheinbaum resultarán suficientes para que el gobierno trumpista no insista con la aplicación de aranceles, o peor aún que, en un arrebato, pese a la histórica colaboración, ordene un ataque letal en territorio mexicano, como ellos dicen, contra los “cárteles terroristas” que envenenan a sus jóvenes.
Los desafíos a Sheinbaum y el cacicazgo de los Monreal
A fines de febrero, cuando todavía se sentía todopoderoso y desafiante, el coordinador de senadores de Morena, Adán Augusto López, modificó la iniciativa de reforma presidencial de la llamada Ley contra el nepotismo, con la finalidad de que entre en vigor en 2030 y no en 2027 como contemplaba originalmente, para impedir que familiares directos sucedan a quienes ocupan un cargo de elección popular. Acto seguido, la presidenta Claudia Sheinbaum solicitó a Morena que prohibiera el nepotismo, la ostentación y la difamación, lineamientos que el partido aprobó en mayo.
Este es un ejemplo de muchos de cómo, a pesar de tener porcentajes de aprobación superiores a los de López Obrador, Sheinbaum no tiene el mismo poder que su antecesor. Porque sería impensable que, en su momento, aún si hubiera sido como lo es hoy coordinador de senadores morenistas, Adán Augusto hubiera modificado una iniciativa de ley de su jefe porque prefirió acordar con el Verde el cambio de entrada en vigor; o que Gerardo Fernández Noroña, con todo y los desprecios que le prodigó AMLO, argumentara sobre la relatividad de la austeridad; o Andrés Manuel López Beltrán defendiera su viaje a Japón argumentando que el poder es humildad; o Sergio Gutiérrez Luna y Dato Protegido ostenten ropa de marca y joyería; entre muchos otros ejemplos retadores a la presidenta, inimaginables al tabasqueño.
Ahora, toca el turno a los Monreal, aunque aparentemente sólo se trata de uno, Saúl, senador por Morena, quien pretende relevar a su hermano David en la gubernatura de Zacatecas en las elecciones de 2027. Porque resulta que Saúl ya está viendo cómo sí, y encontró una rendija: si hay coalición y el que lo postula es el PT o el Verde y no Morena, ¡entonces ya no hay nepotismo!, según su interpretación, estirándola para ver si su partido accede a que lo postule alguno de sus aliados o, de plano, ser candidato de uno de ellos sin el guinda.
Y para deslindar a la familia, Saúl Monreal dice no ser el favorito de su hermano, y en su momento Ricardo dijo que no sería correcta esa aspiración, dando a entender que sería decisión de su hermano menor. La realidad es que no se ve ruptura en la familia, más bien un lavado de manos al escenario que cocinan y quieren operar, pues no se ve que les desagrade que haya un tercer Monreal gobernador que, de cumplirse, sería el primer caso de tres hermanos que hayan gobernado un estado en la historia de México… Y faltan las aspiraciones de los hijos.
Testamento: la última oportunidad de decidir
México tiene fama mundial por su tradiciones lúdicas alrededor de la muerte, pero la realidad es que cuando nos ponemos serios las cosas cambian. Hablar de la muerte resulta incómodo lo que no deja de tener consecuencias prácticas serias: menos de 5% de los adultos mexicanos han otorgado testamento, lo que convierte a la sucesión de bienes en un foco de conflictos familiares y trámites judiciales largos y costosos.
El testamento es un acto de previsión y responsabilidad. Da la oportunidad a una persona de elegir libremente a quien lega sus bienes, entre otras cosas, para proteger a sus hijos o dependientes y de qué manera garantizar la seguridad de sus seres queridos en su ausencia. De otra manera deja que sea la ley –a través de un juicio intestamentario-, la que decida el destino de su patrimonio, con todos los costos, demoras y alegatos que eso implica.
En ese sentido, consciente de la falta de cultura al respecto, hace 23 años se lanzó la campaña “Septiembre mes del testamento” que en esta ocasión lleva por lema: “Con el testamento se heredan bienes y se hereda paz”. Dentro de esta estrategia, notarias y notarios en todo el país reducen sus honorarios y ofrecen asesoría gratuita. Cada año se suman miles de personas para poner en orden sus asuntos aunque la cifra sigue siendo baja frente a la necesidad real.
El contraste con otros países es revelador. En España o Francia, el testamento es una práctica más extendida. En esos lugares la ley protege obligatoriamente a los hijos –la llamada “legítima”-, y no pueden ser excluidos aunque así lo desee el testador. En Estados Unidos, la cultura del “estate planning” va más allá del testamento; es común el uso de fideicomisos para evitar juicios sucesorios, y los tribunales hacen más ágil el proceso.
En ese sentido México cuenta con la plena libertad de testar. Aquí una persona puede dejar su patrimonio a quien decida –sean familiares, amigos o instituciones-, sin estar, como en Europa, atada a cuotas legales. Paradójicamente, esa libertad muestra, a contraparte, un bajo interés que sumado a la inexistencia de un impuesto a la herencia, tendría que ser un aliciente para aprovechar este tipo de facilidades.
Morir sin testar implica un juicio intestamentario obligatorio, con costos elevados y procesos que pueden tardar años; los bienes se distribuyen de acuerdo al Código Civil, lo que puede dejar fuera a personas importantes para el causante; las cuentas bancarias, propiedades y derechos pueden quedar congeladas hasta que el juez determine a los herederos. Paralelamente la falta de un testamento abre la puerta a disputas entre hermanos, padres, cónyuges o familiares; deja desprotegidos a los menores o dependientes colocando la decisión en manos de un juez.
Postergar un testamento no evita la muerte pero sí asegura problemas para quienes más queremos. Morir es un proceso natural para el que no tenemos alternativa, decidir es una opción propia del libre albedrío. Está en nuestras manos disponer a quien queremos legar nuestros bienes.
Profesionales aplican a vacantes sin cumplir todos los requisitos
En un mundo laboral marcado por la transformación digital y la irrupción de la Inteligencia Artificial, las reglas del juego están cambiando. La tendencia global de “skills over degrees” coloca en el centro las habilidades y la capacidad de aprendizaje continuo por encima de los títulos formales o de cumplir al pie de la letra con todos los requisitos de una vacante.
México no es ajeno a esta realidad. Según el Indicador del Empleo de septiembre de Computrabajo, el sitio de empleo líder en Latinoamérica, cerca de 5 mil profesionistas compartieron sus percepciones sobre por qué se postulan a empleos incluso sin cumplir al 100% con lo solicitado. El 74% confía en que su capacidad de aprendizaje les permitirá adaptarse, mientras que un 14% asegura que las empresas suelen exagerar lo que buscan.
Estos datos revelan un dilema interesante: por un lado, los candidatos demuestran persistencia y confianza en su potencial, 3 de cada 4 aplican aún con carencias frente al perfil ideal, por otra parte, las vacantes siguen siendo rígidas, con descripciones que muchas veces parecen inalcanzables ya que el 43% de los encuestados percibe requisitos poco realistas y otro 37% los considera simplemente “deseables”.
La reflexión es clara, cuando las organizaciones sobredimensionan las exigencias, no sólo corren el riesgo de perder talento valioso, también limitan la diversidad y frenan la innovación, por el contrario, aquellas que apuestan por candidatos con potencial y priorizan la capacidad de aprendizaje suelen obtener equipos más adaptables y con mayores niveles de retención.
En un universo de competencia creciente por talento especializado, México necesita replantear la manera en que diseña y comunica sus vacantes y es tiempo de abandonar el modelo del “candidato perfecto” y dar paso a descripciones de puesto más realistas e inclusivas. El verdadero reto no está en encontrar profesionales que lo sepan todo, sino en identificar a quienes tengan la disposición y las competencias para aprender lo que aún no dominan.
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El cargo El doble discurso de Estados Unidos apareció primero en Mundo Ejecutivo.